Dónde estás, de dónde venís y hacia dónde vas son preguntas que debiéramos poder responder con total certeza y seguridad… pero no siempre podemos. A veces, tan sólo trabajamos o hacemos cosas sin saber exactamente para qué.

Llegó el momento de tomar las riendas de tu negocio y entender que cada día estás construyéndolo, con lo que hagas o decidas no hacer.

¿Te preguntás con frecuencia cuán feliz te hace tu trabajo, tu profesión o tu negocio? Si hace tiempo no te lo preguntás, deberías. Pasamos más de un tercio de nuestra vida trabajando, ¿cómo no pretender ser felices también con nuestros trabajos?

Hoy te voy a compartir algunos conceptos para que revises tus objetivos y si aún no lo hiciste, los definas y re-orientes tus esfuerzos en conseguirlos.

 

Es importante que una vez que los tengas definidos, los tengas presentes en distintos ámbitos de tu vida: en el espejo del baño, en tu mesa de luz, en el escritorio, como fondo de pantalla, en un cuadro… ¡dónde gustes!

También, podés usar distintos métodos: escribirlos, dibujarlos, hacer un collage, buscar imágenes en revistas, Internet. Lo que construyas es tu objetivo, nadie puede decirte cómo hacerlo, deberás encontrar tu propia forma y estilo 😉

 

Ahora si, las características que debés contemplar para definir tus objetivos:

 

1. Debés plantearlo en positivo. 

El objetivo que te plantees debe estar en positivo y debe motivarte cuando lo leas, escuches o veas. Debés ser impecable con tus palabras cuando lo pienses. A propósito, te recomiendo leer el libro Los 4 acuerdos, de Miguel Ruiz.

Veamos algunos ejemplos:

Incorrecto Correcto
«No quiero trabajar 10 horas por día» «Quiero trabajar un máximo de 6 horas por día, 5 días a la semana»
«No quiero vivir con lo justo» «Quiero ganar X cantidad de dinero, con x cantidad de gastos fijos y un X% mínimo de excedente»
«Nunca más quiero trabajar con clientes quejosos» «Quiero elegir a mis clientes, con tal y cual característica»

 

2. Debe ser específico.

Para transformar una expresión de deseo o un sueño en un objetivo, debe ser específico. Debemos tener certezas al momento de cumplirlo, no puede haber lugar a dudas o dobles interpretaciones. Veamos algunos ejemplos:

Incorrecto Correcto
«Quiero ganar más plata» «Quiero ganar un 25% más que hoy»
«Me gustaría tener más clientes» «Quiero duplicar la cantidad de clientes»
«Voy a hacer ejercicio» «Voy a hacer ejercicio durante 45 minutos, 3 veces a la semana»

 

3. Debe ser medible en el tiempo.

Un calendario será tu mejor aliado al momento de definir objetivos. Es imprescindible que definas el o los momentos clave para el cumplimiento por porcentajes o hitos de tu objetivo mayor. Sé específico y realista.

Contemplá con qué tiempos disponés para desarrollar tu objetivo. Estipulá cuál será la periodicidad de medición: diaria, semanal, quincenal, mensual.

Mientras menor la frecuencia de medición, mayor las probabilidades de éxito. Pero ojo: tampoco te vuelvas un obsesivo!

 

Deberás definir:

  • A partir de cuándo
  • Hasta cuándo
  • En cuánto tiempo querrás lograrlo
  • Cuánto tiempo destinarás a cada etapa
  • Entre otros

 

4. Establecer hitos o subdividir tu objetivo mayor en pequeños objetivos. 

A veces evitamos o postergamos la decisión de definir objetivos, sólo porque nos parecen muy grandes o incalcanzables. ¿Es este tu caso? Respirá profundo y ¡da el paso!

Atrevete a plantearte objetivos que te desafíen, que te motiven y te saquen de tu zona de confort.

 

 

Reflexioná acerca de tu objetivo y pensá qué pasos debés dar para conseguirlo. Subdividilo en cuantas partes necesites para poder cumplirlo y revisá los tiempos que te planteaste previamente. Ajustá cada pequeño logro a tu calendario y ¡da el primer paso!

Por ejemplo: si tu objetivo es escribir tu primer libro para el próximo año, pero no sabés por dónde empezar y te sentís desorganizado, podés considerar:

  • Contactar a personas que hayan escribo un libro
  • Revisar la bibliografía existente sobre la temática
  • Definir la cantidad de capítulos o temas
  • Contactar a editores / editoriales
  • Tomar apuntes de tus ideas
  • Buscar y organizar citas o frases referidas al tema, si aplica
  • Contactar a referentes / expertos en el tema
  • Escribir… escribir… escribir…
  • Y así, paso a paso hasta que sientas que puedas manejar cada uno de esos pequeños objetivos

 

5. Debe ser cuantificable

En este punto vas a contemplar qué vas a medir, cómo y cuándo.

Por ejemplo, si te planteás hacer ejercicio físico todos los días durante media hora; parece simple de medir, pero entran en juego varios factores:

  • ¿Qué pasa si no hago ejercicio todos los días? ¿O si hago todos, menos 1?
  • ¿Qué pasa si un día hago una hora y un día no hago ejercicio?
  • Un día debo caminar para trasladarme de un lado a otro, ¿lo considero ejercicio?

Como observarás, son muchas las variables que entran en juego, es por ello que deberás contemplar detalladamente qué querés lograr y cómo. Es tu objetivo, son tus reglas. ¡Definilas!

 

6. Medir los desvíos

Así como debemos ser capaces de definir los hitos o pequeños pasos, también debemos ser capaces de contemplar los posibles desvíos y medirlos. Del mismo modo, establecer cuáles son los límites mínimos y máximos aceptables.

Por ejemplo: debo establecer cuál sería la forma más fácil y directa de lograr mi objetivo. Al mismo tiempo, cuál sería el peor escenario y cuáles los posibles obstáculos.

En este punto deberás acceder a tus experiencias previas e investigar aspectos que pueden influir en el cumplimiento de tu objetivo y sus posibles desvíos: marcos legales, jurídicos, impositivos, emocionales, motivacionales, entre otros.

 

7. Determinar los recursos

Para cumplir tus objetivos tendrás que disponer de ciertos recursos, principalmente de tu tiempo, que aunque no lo tengas tan presente, es un recurso muy valioso. Otros serán: presupuesto, materiales físicos, tecnologías, personas, bibliografía, diseños, proveedores y tantos más.

También es importante que definas un plan B y un plan C, por si no todo marcha como esperabas o superás las expectativas 😉

 

8. Planificar adecuadamente

Por último, un objetivo sin un plan de acción sólo quedará en el mundo de las ideas. Pero nos dedicaremos a desarrollar este punto en profundidad la próxima semana.

 

Te comparto ahora, a modo de resumen, el método SMART:

S = Específico

M = Medible

A = Alcanzable

R = Relevante

T = Temporizado

 

Escuchá el segundo episodio de Negocios con más amor, donde desarrollamos en profundidad estos conceptos:

Ahora sí, ¡manos a la obra!

 

Podés contarme en los comentarios cómo transformaste tus sueños o deseos en objetivos y cuáles son 😉

 

Hasta la próxima semana,

Vero

Acerca de Vero Espindola

Vero Espindola escribió 110 artículos en esta página.

Locutora y licenciada en comunicación. Ayudo a dueños de negocios, autoempleados y profesionales independientes a organizar y planificar su trabajo para acortar y optimizar el proceso desde el primer contacto hasta la venta.

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