Entonces, mirando al futuro… Decidí estudiar una segunda carrera: Lic. En comunicación social.
Al tratarse de una articulación con el ISER, cursé 2 años y me recibí.
Al volver de Alemania, estuve unos pocos días en Campana, mí ciudad natal, y luego empecé a viajar a Capital para cursar.
En ese entonces trabajaba en un estudio aduanero cargando facturas en Sistema María.
Casi como Data Entry, mi trabajo consistía en pasar montañas de papeles de un lado al otro al final del día.
Un día como cualquier otro, cursando en el ISER, encontré un anuncio que indicaba que buscaban locutoras para ingresar a Gendarmería Nacional.
Me pareció un gran desafío y me presenté.
¿Y qué pasó? Después de muchas pruebas, entrevistas y exámenes médicos, quedé seleccionada.
Pero lo que viene a continuación… No los sorprenderá.
Ese ambiente era tan ajeno a mí, con tanta estructura y en algunos casos, tanta frialdad… Qué me sentía totalmente fuera de mi ambiente y renuncié a los pocos meses. No lograba adaptarme a las jerarquías y reglas tan poco amables.
Tuve varios trabajos por poco tiempo, renunciaba muy rápido porque me aburría, o porque me molestaba la forma en la que hacían las cosas o porque simplemente no compartía los principios.
Después trabajé en una empresa de turismo médico, en la que aprendí muchísimo, crecí, conocí personas maravillosas con quien hasta hoy soy muy amiga. Y estoy muy agradecida.
Mientras, seguía estudiando y «probando suerte» con locuciones freelance.
¡En la próxima publicación te sigo contando!
Mis primeros trabajos y primeros intentos independientes
